Limpiar el higado Obesidad y saciedad Llegan noticias que nos ilustran todavía más sobre este mundo tan maravilloso como es el de la salud y belleza. Muy a menudo me habéis oído hablar de aquellas personas que comen mucho, que son como un pozo sin fondo, nunca se sacian, algo que es preocupante. Seguid leyendo estas líneas y entenderéis algunas claves que nos da la ciencia.
Ya sabéis mi adoración por el extracto de azafrán para saciar el apetito pero ahora salen a la luz nuevos estudios que nos pueden ayudar a entender mejor el problema de la saciedad, de ese apetito que no acaba nunca. Y es que ponen de manifiesto que el hígado y el cerebro se comunican para regular el hambre. ¿Quién lo dice? Pues el Institut de Recerca Biomédica (IRB) de Barcelona. La cuestión se centra, desde un punto de vista molecular, en que lo que pasa en el hígado tiene efectos directos sobre el apetito.
El experimento con ratones demostró que comen menos cuando hay más glucosa almacenada en el hígado
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El hígado y cerebro se comunican para regular el apetito.
Almacenamiento de la glucosa
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Por muy suculenta que sea la comida estos ratones se sentían saciados.
Veamos el porqué: este órgano almacena la glucosa y el azúcar que nos sobra en forma de glucógeno que va liberando en función de nuestras necesidades energéticas de nuestro cuerpo. Pues bien, esta reserva de glucógeno es clave para entender el experimento que se ha realizado en ratones. Si éstos tienen las reservas altas no engordan aunque se les proporcionen una dieta muy apetitosa porque se sienten saciados. Existe una conexión entre hígado y el cerebro que se llama ATP, que es la molécula empleada por los organismos vivos para proporcionar energía a las células y que se ve alterada en los pacientes diabéticos y obesos. De hecho estos pacientes al tener alterada esta molécula no acumulan adecuadamente la glucosa en el hígado siendo la causa del exceso de azúcar en sangre (hiperglucemia) lo que a la vez produce alteraciones en la regulación del hambre. Con estos datos podemos entender mejor la relación que hay entre la obesidad y diabetes tipo 2.
La clave de la conexión entre hígado y cerebro está en el ATP, que es la molécula encargada de proporcionar energía a las células y que en el caso de diabetes y obesidad está alterada
El estudio es muy revelador puesto que los científicos se preguntaban por qué los ratones que acumulaban más glucógeno no engordaban pese a que estos roedores disfrutaban de una comida muy apetitosa, y es que pudieron comprobar que comían menos y que en su cerebro apenas había moléculas estimulantes del hambre y muchas más depresoras. Así que tras este experimento hay una correlación entre niveles altos de glucógeno en el hígado, niveles constantes de ATP y niveles elevados de moléculas saciadoras en el cerebro de los ratones.
No culpabilicemos a los obesos
Los hallazgos de la ciencia nos sirven para no “culpabilizar socialmente” a los obesos de su propia obesidad
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Una de la causas, aunque no la única, de la hiperglucemia en diabéticos es que no acumulan bien la glucosa en el hígado.
Lo importante, queridos seguidores del blog, es que como siempre he sostenido a los obesos no se les puede culpabilizar de ser obesos, creándoles en algunos casos mala conciencia por decirlo de una forma, acusándoles de glotones, estar bajo el “pecado de la gula” y no sé cuántas acusaciones más. La ciencia es el camino, y en ella debemos confiar para determinar qué les ocurre a las personas realmente, porque de este estudio comprobamos que el cuerpo humano es una máquina de la naturaleza maravillosa, pero no tan perfecta como algunos se creen, tiene sus pegas y, como este caso, vinculadas con la obesidad y la diabetes.
Los investigadores concluyen que hay que buscar tratamientos para aumentar la glucosa en el hígado por su efecto positivo en diabetes y obesidad
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