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¿Por qué fracasan las dietas? ¡Ahí duele!

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Las neuronas son la clave, según estudios recientes

Se van desvelando los secretos de las neuronas que gestionan la información y los impulsos vinculados con la comida

Parece queridos amigos y amigas que la ciencia empieza a darme la razón acerca de las dietas y sus índices de fracasos. Lo he comentado mil y una veces en el Blog: no soy amiga de las dietas como una forma sistemática y regular para perder peso, sólo en casos puntuales, por diversas razones, entre ellas el fatídico efecto rebote y porque se pasa francamente mal y se fracasa mucho. Pero parece que la ciencia viene a respaldarme con nuevo estudios, aunque por otras razones. Os lo explico.

Ahora el factor de ese fracaso viene determinado por nuestro cerebro y en concreto por una serie de neuronas. He leído en la prensa que dos grupos de científicos independientes han publicado unos trabajos muy interesantes que lo que persiguen es descubrir los secretos de las neuronas que gestionan la información y los impulsos vinculados con el alimento.

La cuestión es muy importante porque ya sabéis que cuando se realiza dieta generalmente pasamos más hambre que el perro de un ciego, nos cuesta muchísimo seguirla y en la mayoría de las veces si no tenemos fuerza de voluntad sucumbimos a la menor adversidad, con la siguiente frustración, sintiéndonos deprimidos e incluso empezamos a fustigarnos a nosotros mismos por nuestra incapacidad. El hallazgo reside en que mediante ratones los científicos han podido mitigar esa sensación de hambre manipulando las neuronas que nos impulsan a tomar alimentos. Hasta tal extremo que no es descartable que en un futuro se elabore un fármaco que anule esa sensación de hambre cuando hagamos dieta. ¡Miel sobre hojuelas! Pero vayamos poco a poco, sin prisas, y sepamos en qué ha consistido ese experimento.

AHORA EL FACTOR DE ESE FRACASO AL HACER DIETA VIENE DETERMINADO POR NUESTRO CEREBRO Y EN CONCRETO POR UNA SERIE DE NEURONAS

Neuronas AgRP

Un grupo de científicos de la Escuela de Medicina de Harvard descubrieron las neuronas AgPR. ¿Neuronas AgPR? ¡Caramba! ¡Parece el nombre de un robot de La Guerra de las Galaxias! En realidad son unas células nerviosas que detectan la ausencia de calorías y cuando esto sucede se emiten una serie de señales que hace que tengamos ganas de comer. Esas moléculas cuentan con unos niveles más altos en las personas obesas, mientras que en las delgadas los niveles son menores. Paralelamente este grupo de científicos, que encabeza Bradford Lowell, también explica el descubrimiento de un circuito que ¡inhibe y controla las ganas de comer! Ese mecanismo está regulado por una proteína que se llama MC4R y supondría la clave para elaborar un producto farmacéutico que ayudara a controlar el apetito y la obesidad ¡reduciendo así el sufrimiento del hambre vinculado a una dieta!

Muchas veces se empieza la dieta con éxito, los primeros días; pero luego se siente unas ganas irrefrenables de comer a lo Carpanta y enviar la dieta al infierno. Después, la calma, la sensación de fracaso, la tristeza y frustración.

Cuando identificaron las neuronas que controlaban la saciedad, que “habitan” en el hipotálamo, la zona del cerebro que regula los mecanismos básicos de superviviencia, los mismos investigadores comprobaron que las señales de esa región del cerebro se comunicaban con otra zona del mismo, en la parte posterior, que se conoce como núcleo lateral parabraquial.

Entonces, manos a la obra… con ratones

Con todos estos datos en su poder los investigadores realizaron un experimento para identificar el modo en que se transmiten esas órdenes. Utilizaron ratones modificados genéticamente y mediante un sistema que permitía activar neuronas a través de láser azul que actuaba sobre un implante de fibra óptica en su cerebro. Pues bien, con ese sistema colocaron a una serie de ratones hambrientos en un espacio con dos cámaras, una normal y otra con una luz azul que activaba el implante de los ratones modificados. También emplearon ratones sin modificar. Precisamente a estos últimos les daba igual escoger una habitación u otra. Sin embargo, los ratones modificados genéticamente escogieron la habitación azul, es decir, donde el láser activaba la región del cerebro relacionada con el hambre y les aliviaba la necesidad de comer. ¿Interesante no? Manipular esas neuronas que nos conducen a ingerir comida suavizando nuestra sensación de hambre. Tras este experimento y todo lo aprendido el grupo de científicos quiere aplicarlo a la experiencia humana. ¡Obviamente no se trata de implantar fibra óptica en los humanos para dar respuesta a la obesidad! Se trataría más bien de estimular esas neuronas con un fármaco. Mientras, se prosigue trabajando para identificar todos los genes de esas neuronas de la saciedad a la espera de que les digan algo relevante para que pueda ser utilizado como una herramienta terapéutica.

LAS NEURONAS AGPR SON UNAS CÉLULAS NERVIOSAS QUE DETECTAN LA AUSENCIA DE CALORÍAS Y CUANDO ESTO SUCEDE SE EMITEN UNA SERIE DE SEÑALES QUE HACE QUE TENGAMOS GANAS DE COMER

¡Se activan las luces de alarma!

Otro equipo encabezado por Scott Sternson nos ilustra con sus investigaciones. Este investigador del Instituto Médico Howard Hughes también puso la mirada en las neuronas AgRP. Estas neuronas se activan como si de una luz de alarma se tratara cuando la pérdida de peso alcanza entre el 5% y el 10% de la masa corporal. Ello explicaría en una buena parte el hecho de empezar una dieta con cierto éxito al principio pero que puede ser un fracaso a la larga a causa del apetito que empezamos a experimentar de modo permanente porque estas neuronas quieren volvernos al peso que consideran normal.

El investigador considera, como sostienen muchos estudios neurobiólógicos desde hace muchos años, que el hambre hace que la comida sepa mucho mejor. Pero también ha identificado una serie de neuronas que provoca el hambre por otro mecanismo diferente. Las neuronas producen una señal que genera un sentimiento desagradable y los animales en parte comen para silenciar esa señal. Es decir, que estas neuronas contribuyen a los aspectos emocionales negativos de perder peso, sea debido a la inanición, que estas neuronas evolucionaron para prevenir, o bien debido a una dieta para perder peso. Los experimentos de Scott Sternson también se han realizado con ratones manipulando las neuronas de la saciedad mediante virus, algo similar a lo que se hace cuando se insertan genes en la terapia génica. Una forma de hacerlo en las personas, de hecho nos serviría para comprender lo suficiente sobre los receptores y las enzimas expresadas en las neuronas AgPR con el fin de desarrollar en un futuro un fármaco que los modifique.

Ya sabéis otra causa del fracaso de las dietas en muchos casos, pero también los esfuerzos que están realizando los científicos por neutralizarla. Porque lo que estos trabajos científicos quieren decirnos es que en futuro es posible que las dietas resulten exitosas con una serie de fármacos que aliviarán el hambre y además no sufriremos. ¿Será posible? ¡Qué gozada! Os preguntaréis ¿seré capaz de soportar una dieta? ¡Pues claro que sí, la llevarás a buen término y no sufrirás! Bueno, si es así se apunta hasta el Tato ¡incluso yo misma! Es pronto para llegar a estas conclusiones y llevarlas a la realidad, pero todo se andará y, hasta que ese momento llegue, seguiré pensando que las dietas ¡las justas!

Probablemente algún día, en el futuro, salgamos de nuestras casas sin preguntarnos si podremos hacer una dieta o no; un fármaco nos ayudará

LO QUE ESTOS TRABAJOS CIENTÍFICOS QUIEREN DECIRNOS ES QUE EN FUTURO ES POSIBLE QUE LAS DIETAS RESULTEN EXITOSAS CON UNA SERIE DE FÁRMACOS QUE ALIVIARÁN EL HAMBRE Y ADEMÁS NO SUFRIREMOS

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